jueves, 30 de octubre de 2014

¡Un Viaje de placer con Ricardo Arjona!


Dos años tardó en regresar a la Ciudad, pero este miércoles por la noche el guatemalteco compensó a 11 mil 500 fans que hicieron vibrar la Arena Monterrey


Miguel Ángel Arritola

Para este "viaje" con Ricardo Arjona el equipaje era básico: un par de recuerdos, una caja de pañuelos y el corazón expuesto para recibir esa descarga de romanticismo que el guatemalteco derrochó.

El tren que lo trajo llegó con 19 minutos de retraso, a las 21:19 horas, pero a las 11 mil 500 personas que lo esperaban en "la estación" de la Arena Monterrey pareció no importarles.

Su entrada fue genial, sobre una bicicleta, con fedora en color rojo, jeans y gabardina negra llegó cantando "A la luna en bicicleta".

Sonrisa de triunfador y percha de trotamundos, regaló la segunda de la noche, "El problema", donde el público fue un coro excelente.

En el escenario, que simula una estación de tren, lo acompañaron ocho músicos y una corista que envolvieron el canto de Arjona en "Acompáñame a estar solo".

Hubo generosidad y mucha calidad en su canto y eso se transmitió en "Dime que no", tema que puso de pie a sus fans.

"Lo poco que queda de mí es de ustedes", dijo el intérprete a manera de saludo para darle paso a "Desnuda". Después cayó en la melancolía de "Viaje" donde dijo que no había necesidad de visas ni de salir de casa para disfrutar de esto, su canto.

En este Viaje hay tanto romanticismo que el propio Arjona se estremeció de emoción cuando le puso voz a "Invertebrado", tema que habla de esa ausencia de entendimiento en una relación.

Sudó la gota gorda cuando llegó el turno de "El amor", su rostro, con exceso de tristeza y su voz, cargada de "feeling", hizo callar al público.

En el escenario, Arjona suele ser desenfadado, lejos está de toda clase de etiqueta, pero así le funciona y así envuelve con sus palabras al contar la historia de una pareja que ya duró cuatro años, o bien, de una ya convencional a la que se le va la magia. A esas parejas les cantó "Cavernícolas".

Habló poco, cantó mucho, y eso se le agradece, más cuando abordó esas "Historias de taxi" donde para darle mayor realce, salió como conductor de un vehículo que apareció en medio del escenario.

Es evidente que Arjona abraza con fervor su profesión y sabe el momento exacto de atacar directo al corazón, por ello, se dio el gusto de interpretar "Señora de las cuatro décadas", de la que dijo estuvo a punto de no incluir en esta gira por ilógica en tiempo y espacio.

Provocó a sus fans hasta el límite de la locura al invitar a una de ella a sentarse en sus piernas para cantarle: "Señora, no quite años a su vida...".
Martha fue la afortunada fan que tuvo la oportunidad de convivir con su ídolo unos instantes, pero que para ella eran oro puro.

A las 22:30 horas, ya la ropa le estorbaba, arrumbó su fedora y se despojó de su gabardina para mostrar ese cuerpo bien trabajado en el gimnasio y así llegar al clímax con "Si el norte fuera el sur".

La sensibilidad de Arjona se hizo presente en "Te conozco" en donde calló para que su público la cantara, no él.

Pero la audiencia le dio su lugar y el artista retomó la canción y le imprimió tal fuerza que la ovaciòn fue su premio al final.

Hubo magia y mucha pasión en "Sin daños a terceros", sin duda alguna la mejor de la noche. Después vendrían "Lo poco que tengo", "Te quiero", “Apnea” y "Fuiste tú", todas ellas cumpliendo con su cometido de recordar viejos o nuevos amores.

Un set acústico se convirtió en un momento de complacencias en las que la gente pedía los temas que más le agradaban y Arjona, la les dio gusto de muy buena gana.

Se despidió para volver con “Minutos” y dejó para el gran final “Mujeres”, uno de sus primeros grandes hits que enloqueció a la audiencia.

A las 23:20 horas ahora sí el artista concluyó su show, pero no se retiró hasta no presentar a cada uno de sus músicos.

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